domingo, 4 de octubre de 2015

DE VUELTA POR LOS AÑOS 80; 1983, PARA SER MAS EXACTOS ...

Los años 80 fueron especiales, y eso no lo duda ya prácticamente nadie.

Como cada década trajo sus novedades, marcando una tendencia que perduraría hasta bien entrados los años 90 o inclusive nuestros días; en algunos casos. Si los 60 y 70 se caracterizarían por los diseños extravagantes y forzados, los 80 lo serían por la modernidad, el cambio y sobre todo por la llegada al mercado de unas calidades y formas desconocidas hasta el momento, con cifras de producción sin precedentes. 





Los primeros años ochenta, en lo que al mundo de las dos ruedas se refiere, traerían consigo la evolución máxima de los motores refrigerados por aire y últimos coletazos de las soluciones ciclo convencionales con las últimas Katanas de Suzuki, últimas Boldor de Honda y 1000J de kawasaki y Yamaha con su inmortal serie XJ (hoy Diversion). Y es que nada volvería a ser igual a partir de 1983 ... Es por eso que insisto en la importancia de este año (1983). 

En 1983, sencillamente, acaba una era y comienza otra; en lo que al mundo de las dos ruedas se refiere. Desaparecería así la superbike de los 70 y principios de los 80, llevada por entonces a su máxima evolución, concentrando a partir de entonces las marcas todo su potencial en la lucha por el dominio de las prestaciones, partiendo de nuevas soluciones 

Atrás quedarían pronto todas aquellas críticas sobre el porqué de los graves problemas de estabilidad y frenado que ofrecían la práctica totalidad motocicletas japonesas del momento. De como el éxito de aquellos tremendos y potentísimos motores japoneses, ejemplos de modernidad y sofisticación, quedaba a menudo en entredicho al venir acompañados de una parte ciclo que parecía no haber evolucionado a la par, resultando, con tal desfase, en motocicletas tremendamente peligrosas y sobre todo complicadas de disfrutar dado el arrollador potencial que ofrecían sus mecánicas. 



Honda, como no podía ser de otra manera, sería la encargada de iniciar el cambio. En 1983, a la vez que presumía de la última evolución de sus mejores y mas potentes mecánicas tradicionales con la CB1100R y CB900F, hasta entonces buques insignia de la marca, daba un giro de timón de 180 grados presentando la nueva VF750F, una motocicleta repleta de novedades, tanto a nivel mecánico como de la parte ciclo. Así, la VF750F equiparía un motor de cuatro cilindros en V y refrigerado por agua que asombraría por su complejidad técnica y sobre todo por su estrechez; impropia de la hasta entonces conocida de los motores de cuatro cilindros en linea. En lo que a la parte ciclo se refiere, se optaba por un chasis que aunque aún en acero hacía un guiño al aluminio, con sección rectangular y color gris plata. Se incorporaba además el sistema de suspensión trasero prolink, hasta entonces exclusivo del todo terreno, y la rueda de 16 pulgadas delante. 

En mi opinión, la VF750F no solo sería la primera de una saga, sino como dije de una era. En 1984, Kawasaki presentaría su GPZ900R Ninja, ya refrigerada por agua, con culata multiválvulas, anti-hundimiento delantero y mono-amortiguador trasero. En 1985 Suzuki y Yamaha harían lo propio con sus GSXR750 y FZ750, respectivamente. Suzuki incorporaría con la GSXR750 el chasis de aluminio y una nueva mecánica refrigerada por aceite con la que se mantendría casi una década. Yamaha, con la FZ, introduciría una modernísima mecánica, con cilindros en linea pero inclinados a casi 45 grados, culata de 20 válvulas y carburación prácticamente en vertical. 





Nada volvería ser igual desde entonces, con una lucha constante y sin cuartel por el liderazgo, con un derroche de tecnología e innovación sin precedentes. En apenas tres o cuatro años, Honda tendría ya su primera RC30, Kawasaki la ZXR750, Yamaha las 1000 exup y Suzuki las temidas GSXR750 y 1100 ...

Y así, hasta llegar a las actuales R que poco tienen que ver con aquellas impresionantes superbikes de los 70 y principios de los 80. 



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