martes, 12 de noviembre de 2013

DON JUAN ARTIGAS, EL GRAN HOMBRE DE DUCATI


El pasado día 3 de septiembre nos dejó para siempre Don Juan Tomás Artigas Rosich, uno de los principales representantes del mundo del motociclismo de los años 70 y 80, tanto a nivel regional como nacional; perteneciente a unos tiempos y manera de entender la mecánica que marcó una época. Sin excepción, la gran familia del motor canario sintió ese día la perdida de un técnico único y adelantado a su tiempo.

Nacido en Ballestar, Castellón, pronto dejaría sus estudios para, ya en Barcelona, a donde emigró junto con su familia, entrar a trabajar como aprendiz en una fabrica de bicicletas, propiedad de Don Eusebio Andreu Virgili, un importante empresario catalán de la época. En la fabrica, en la que por entonces empezaban a adaptarse motorizaciones a los ciclos, pronto supieron apreciar  la inventiva y capacidad de trabajo del joven Juan, quien en poco tiempo pasaría a hacerse cargo de buena parte de la producción de aquella pequeña empresa, incorporando nuevas soluciones técnicas a los modelos ya existentes.

Sin embargo, no sería sino hasta la década de los 50 cuando a Juan Artigas se le presentaría su gran oportunidad. Empleado de confianza de Don Eusebio Andreu, Artigas estaría entre los elegidos para marchar a Italia a formarse en pro de la nueva aventura empresarial de la pequeña fabrica catalana, que con el tiempo acabaría por convertirse en Ducati Mototrans España. Dada la importancia del proyecto empresarial español, Juan se formaría en Italia, Bolonia, con los principales ingenieros de la marca, con los que desde entonces mantuvo una relación fluida y recíproca, con constantes intercambios de información y asesoramiento técnico (Su nombre figura en el Museo de la Motocicleta de Barcelona como uno de los integrantes del equipo que trajo Ducati a España).

Su aventura en las islas vendría de parte del requerimiento de un importante empresario canario a Ducati Mototrans, quien precisaba de un buen especialista con el que poder atender el servicio y mantenimiento de las motocicletas de la marca que por entonces comenzaban venderse muy bien en Islas Canarias. Con la aceptación y visto bueno de la fabrica española, que veía en las islas un importante mercado en el que expandirse y colocar sus productos, Don Juan Artigas llegaría a Gran Canaria en el año 1961. A los pocos meses, ya con la intención de fijar aquí su residencia, le acompañarían su esposa y el mayor de sus hijos, también Juan, que por entonces contaba con tan solo 3 años. Con el paso de los años, y no resultando la iniciativa del empresario canario, sería el propio Juan, quien con el respaldo de Ducati Mototrans y Ducati Italia, fundara Motos Artigas.

Motos Artigas, durante toda su existencia, demostró siempre una constante inquietud por el fomento del motociclismo de competición, con un equipo, que sin excepción, presentó sus máquinas y pilotos a cuantas pruebas se organizaron a nivel regional, con importantes participaciones incluso a nivel nacional, en las motociclismo series, y pruebas de velocidad y resistencia en Muntjuich, Albacete, Calafat, Jarama, etc. Con sus principales pilotos, primero Juani Herrera y Enrique Rapisarda, mas tarde Marcos Artigas, segundo hijo del propio Juan, Motos Artigas cosechó siempre muy buenos resultados, con un importante número de títulos; ejemplo, sin lugar a dudas, único en nuestras islas.

Conocido como el gran hombre de Ducati, y es que por entonces fue uno de los mejores técnicos de la marca, el altísimo grado de conocimiento y control que llegó a tener sobre estas mecánicas, le hicieron merecedor de un importante grado de reconocimiento y respeto dentro del mundo del motor de la época, especialmente en el terreno de la competición donde sus máquinas estaban siempre entre las favoritas por su perfecta puesta a punto y absoluta fiabilidad mecánica.

Con la mirada clavada en lo que estaba haciendo, ausente y con el siempre presente cigarrillo de tabaco negro, lo pude ver en mas de una ocasión disfrutando de lo que mejor sabía hacer: trabajar sobre sus motos de carreras, únicas y perfectas; mirando antes de pensar, pensando antes de tocar, con mano decidida y directa, sin fallos ni titubeos. Y es que Juan Artigas era algo mas que un mecánico de motos, Artigas era un técnico adelantado a su tiempo, conocedor de la mecánica desde una perspectiva impropia de aquellos años. Todo tenía un porqué y una concreta forma de ser. La meta no era otra que la de conseguir que las cosas funcionaran como debían hacerlo: la sencillez; que no era poco. Aunque no era amigo de los inventos, la mejora vendría, en todo caso, del mejor entendimiento de lo que está pasando.

Para finalizar, decir, que es cierto que Don Juan Artigas no fue nunca un gran comunicador, y menos lo fue con cualquiera. Con aquel tono de voz curtido por el tabaco, y el acentazo que siempre mantuvo, el hombre, la verdad, impresionaba un poco. Aún así, por su taller de la calle Hernán Pérez pasaron, buena parte de los mecánicos y pilotos de la época, buscando consejo de manos del que era reconocido como el mejor. Y hasta donde yo se, a buena parte de ellos les echó un buen capote.


Con Artigas, se cerró una época, una manera de entender la mecánica. No me atrevo a decir si mejor o peor que la actual. De seguro, diferente.

Texto: Fili. Homenaje a Don Juan Artigas en el Viejas Glorias Canarias 2013

No hay comentarios: